Visitas a mi blog.

9/10/2017

Cambio de blog.

     Bueno, la vida está siempre llena de cambios, yo y todos los que me leéis también, incluso este blog que llevo escribiendo desde hace tanto tiempo. Por eso, he decidido darle un cambio y un lavadode imagen y hacerlo más profesional. Por ello, me he cambiado a otra página. Para todos los que queráis seguir leyéndome, os dejo el enlace en el margen de la derecha. Muchas gracias a blogger por todo este tiempo.

9/02/2017

Precipitarse.

 Siempre nos dicen que no hay que correr, que precipitarse es malo. Pero también oímos mucho el carpe diem, el vive el momento. Yo, sinceramente, creo que cuando hay gente que cuando usa todas estas cosas de forma contraria, mete la pata.
     ¿Que estoy equivocada? Es posible, pero según mi forma de ver las cosas, cuando vives el momento, cada vez que intentas aprovechar esos instantes tan vividos, queriendo sacarles todo el jugo, corres. Quieras o no, acabas haciéndolo, avanzas rápidamente en el tiempo, disfrutando de lo bueno. Al fin y al cabo, queriendo aprovechar el momento, el instante, la vida, resulta inevitable no correr.
     Dicho así, ¿a que ya no parece distinto? Sí, es cierto que muchas personas en ocasiones corren demasiado, pero he de decir que cada uno tiene su propio carpe diem. ¿O se mueven a la misma velocidad una tortuga y un conejo? Las personas al final somos tan distintas entre nosotros que casi parecemos todos de especies diferentes.
     Por eso mismo, ¿realmente es tan malo correr cuando uno siente que así es como vive el momento? ¿Dar el máximo de uno en cada segundo es lo incorrecto? Puede que al final del camino cause más dolor, pero a mi entender eso es ya asunto de cada uno con su destino, por lo que llego a ésto: para disfrutar el paisaje, camina despacio si es así como quieres disfrutar del rato que se te ofrece, pero no dejes de correr si es así como más puedes saborear, precipítate si te gusta hacerlo así porque solo la vida podrá decirte si te equivocaste en ello o tomaste la decisión correcta.
     Correr no siempre es bueno, lo sé; todos nos hemos dado cuenta alguna vez de ello, pero cuando el cuerpo te pide algo, cuando el corazón te lo grita y el alma te empuja, sabes que tienes que lanzarte, pase lo que pase. Puedes hacerte daño, pero la vida ha existido para eso, para vivir y sufrir y disfrutar, y todo acaba yendo junto, así que cuando el cuerpo te lo pida, ni lo pienses siquiera y corre, precipítate y disfruta.

7/30/2017

Alienados.

     Estamos alienados, todos y cada uno de nosotros. ¿Por qué digo ésto? Ah, pues muy fácil... Según un filósofo griego llamado Aristóteles, el hombre es un ser social, necesita vivir en sociedad rodeado de sus iguales, en una continua relación de ayuda, apoyo y amistad.Es muy cierto lo que dice, pues así ha evolucionado la raza humana a lo largo de los siglos, conviviendo con otros de su especie, en sociedad.
     Sin embargo, también debemos recalcar una cosa: la sociedad ha llevado a la división por clases, y ésto a los conflictos entre nosotros, matanzas, luchas, guerras de todo tipo, divisiones entre países y etnias que en un momento fueron una sola. Y así nos hemos alienado, o sea, que hemos hecho de una parte de nuestra naturaleza, el vivir en conjunto, algo ajeno a nosotros y que, tanto consciente como inconscientemente, hemos acabado odiando.
     Karl Marx hablaba de un homo faber, un hombre trabajador en cuya naturaleza  se encontraba esa cualidad, el trabajo. Sin embargo, argumentaba que la propiedad privada de los medios de producción usados en el trabajo de la Revolución Industrial lo habían contaminado, alienado, el trabajo, y por lo tanto también al hombre, en cuya forma de ser estaba eso.
     Yo pienso lo mismo que Marx pero en la filosofía de Aristóteles, mezclaré dos grandes figuras de la historia de la filosofía y les daré un toque más avanzado: la actual causa de alienación son las máquinas y las nuevas tecnologías. Y el que diga que no, es que no es realista.
     Sé que todo eso favorece a la humanidad, y nos proporciona unos grandes avances, pero también nos hace retroceder. ¿O no prestamos más atención a nuestros móviles que a la persona que está a nuestro lado? ¿No nos aislamos en pequeños cacharros de plástico llenos de circuitos y nos olvidamos de quienes nos rodean.
     Pongamos otra cosa: si todos eso avances son tan buenos, ¿por qué no se llevan a lugares donde hagan mucha más falta, tales como África o zonas en actual guerra, donde puedan ayudar a solucionar problemas? Es fácil, porque a los gobiernos "primermundistas" no les sale rentable. Y es a eso a lo que me refiero. Nadie puede decirme que no estamos alienados cuando nos matamos entre nosotros, nos dejamos consumir por máquinas y no ayudamos a otros como nosotros solo porque no nos sale rentable. Ésto, señoras y señores, damas y caballeros, es la alienación moderna...

7/01/2017

Vivir, errar.

     Es humano equivocarse, es lo normal, especialmente en una situación que se vive por primera vez. ¿O no es lo habitual? Creo que sí, pero parece que es algo que se puede castigar, el error en la primera situación vivida sin experiencia previa. Es así, y quien me diga que no, es que no tiene ni idea. Sé qué es que te castiguen por el error de una primera vez, y duele, y te hace sufrir.
     Por eso me gustan tanto los animales. Incluso aunque en una experiencia fallen, no se regañan unos a otros, no se culpan, sino que se enseñan, se apoyan para que eso no vuelva a pasar. ¿Y nosotros nos ofendemos cuando nos llaman animales? Son ellos quienes deberían hacerlo.
     Los animales se mueven por instinto, solo hacen lo que necesiten en ese momento para sobrevivir o aquello que sus genes les griten. Pero nosotros no, nosotros nos movemos muchas veces por egoísmo, pocas son las personas que no lo hacen. Podríamos aprender algo de ellos, muchas cosas.
     Y una de ellas es esa, no enfadarnos con alguien de nuestra manda cuando alguna de sus acciones es errónea, o si nos mostramos molestos, decírselo, enseñarle cuál es el camino correcto, la opción más adecuada, guiarle. Porque, ¿qué ocurre cuando no lo hacemos? Que el daño no solo se queda en los demás, sino también en la que ha "cometido el fallo", porque no sabe qué hacer, cómo debería actuar de ese momento en adelante.
     Y sí, es una experiencia personal. Todo lo que escribo lo es, pero esta vez, en especial, es por algo. Yo no quise hacer nada malo; es más, pensé que mis acciones iban bien encaminadas. ¿Pero cómo voy a saber que no es así si no me dicen "Para, ésto está mal"? ¿Es que debo ser la adivina de las acciones humanas? Porque no lo había vivido ni en activo, ni en pasivo. Ni lo había experimentado ni lo había visto experimentar. ¿Qué debía hacer entonces? ¿Qué...?

6/18/2017

Avanzar.

     Hará cosa de dos días, tuve la graduación, el fin de curso, de segundo de bachiller, del instituto. Se hizo una ceremonia un poco al estilo americana, nos entregaban la orla, nos llamaban a uno por uno y nos hacían entrega de ésta y una banda del instituto, había discursos, vestidos y trajes, música y comida después, acudieron padres, madres, familiares, amigos... Dios, fue un día muy emocionante. Aunque debo reconocer que sentí mucha pena. Como dijo una de las profesoras que estaban allí, aquel día significaba el momento en el que salíamos de nuestra zona de confort, ya tendríamos que tomar un mayor número de decisiones, éramos ya adultos. Tiene razón, y es algo que desde inicios de curso yo estaba pensando.
     Aún así, hasta que no llegó el momento final, parecía ser algo aún lejano, un asunto del que ya nos ocuparíamos más adelante. Pero ya ha llegado, ese punto está en nuestras manos en estos mismo momentos... Me asusta un poco, debo confesar, porque es una situación nueva, y porque es uno de los mayores cambios de nuestra vida. Por otro lado, está bien, es un avance, algo necesario para nosotros. Cosas nuevas llegarán, grandes y pequeñas, buenas y malas. Hay quien dice incluso que ahora empiezan los mejores años de nuestra vida.
     Los mejores años de nuestra vida, sí; es posible, pero siendo sincera, habrá muchas cosas que extrañaré. Incluso habiendo sido una persona bastante antisocial en el instituto, reconozco que habrá muchas cosas que miraré desde el punto en el que esté con nostalgia, porque todo ello me ha hecho ser como me presento, y me influirán en el futuro, tanto en el próximo como en el lejano. Me gusta la idea de avanzar, de seguir el camino que se extiende ante mis ojos, de ese nuevo horizonte lleno de posibilidades, pero no puedo emprender el viaje sin dar las gracias  a todo lo que dejo atrás, al instituto, a mis compañeros de ese camino que recorrimos, a los profesores, a todos... He perdido y he ganado muchas cosas, no sé si para bien o para mal, eso solo el tiempo lo dirá, pero todo ha sido por algo. Y por eso, quiero dar las gracias a todo lo que se queda atrás y que me ha marcado, y que ahora me permite avanzar segura, feliz y con confianza y alegría.

5/04/2017

Pasos hacia delante.

     Una vez creí que lo tenía todo, que mi vida estaba resuelta, que no era necesario que nada más viniese a enriquecerme ni a motivarme, a hacerme reír, pensar... Pero estaba equivocada, mucho, y fui también confiada y crédula.
     Uno no puede pensar que lo tiene todo cuando existen ciertas carencias que, quieras admitirlo o no, sientes que necesitas. Ese era mi caso, lo ha sido durante mucho tiempo, pero no me di cuenta, me cegó una realidad que intenté idealizar, o que veía idealizada. Pero nada es ideal. Ni siquiera ahora lo veo así, porque la realidad tiene tanto cosas buenas como malas, tanto ideales como antagonistas para estos.
     Sí, no he vuelto a contemplar una imagen perfecta, menos aún considerando que los finales se acercan y mi nivel de estrés empieza a crecer como la espuma. Pero, ¿sabéis qué? Que no necesito ideales. Una vez lo pensé, deseé tenerlos, pero ahora me doy cuenta de que estos se los puede quedar quien sea, porque yo no creo en ellos.
     Mi problema fue que formé la realidad ideal en torno a un espejismo, un espejismo que eclipsaba todo lo bueno que me rodeaba, impidéndome disfrutar de ello. Y hoy me he dado cuenta, porque he cogido la foto de mi abuelo, y he recordado con nostalgia esas noches que me pasaba llorándole... Y me he dado cuenta de que hace semanas que no lloro porque ya no siga aquí. ¿Puede deberse a que estoy más ocupada últimamente? Cabe esa posibilidad, pero yo creo que la realidad es otra, y es que estoy dando pasos hacia delante en vez de quedarme quieta.
    Sí, es así. Ha sido gracias a esos cambios, a la nueva gente de mi vida, a mis relaciones mejoradas, a la alegría que hace tiempo me desborda más que nunca. Son esos ratos con mi reina, las risas con mis locos, las charlas... Todo eso me ayuda a dar un paso tras otro y avanzar. Podría haberlo hecho sola, sí, lo sé, pero... Siendo sincera, prefiero haber tardado en mover un pie y después el otro, teniéndoles a todos ellos, que haberlo hecho antes y que me hubiese resultado más forzado, porque es así como quiero hacerlo, como me siento más feliz.

4/16/2017

Amigos.

     Amigos, seres extraño y raros de ver, seres que se alimentan de tus risas y sonrisas, y también de tus cañas y tus patatas fritas, o tus bocadillos. Seres que te hacen reír aunque no quieras, seres que te dan quebraderos de cabeza y que tienen despiertos hasta tarde, contándote sus chorradas y sus secretos, seres a los que hablas casi tanto como lo haces contigo mismo.
     Los amigos son esa parte de nuestra vida fundamental, personas que, aunque no sepas que tienes, están ahí, callados muchas veces, otra armando jaleo y que, aunque no te digan de continuo "Ey, estoy aquí y soy tu amigo", se quedan a tu lado para cualquier cosa que necesites.
     Los amigos pueden hacerte llorar, darte dolor de cabeza, provocar que te enfades o que incluso quieras mandarles a la mierda, hablando mal y claro. Pero aún así, los amigos te esperan, se comprometen a estar ahí para ti, te apoyan, escuchan, te aguantan llorar y en los momentos de locura, tus noches de fiesta o tus venadas raras.
     Sí, los amigos son estupendos, y cuanto más tiempo pasas con ellos, más los quieres. Pero no hay que engañarse, los amigos no son incondicionales, porque siempre quieren algo a cambio: que lo mismo que ellos hacen por ti, tú lo hagas por ellos.
     Siendo sincera, ese es un precio más que justo; das lo que recibes. Yo daría eso, y mucho más, por mis amigos, esas personas que me han ayudado a levantarme, que me han sostenido, que me han hecho reír hasta que me dolía la tripa, que han aguantado mis tiempos de morros, que soportan también toda mi locura, que no es poca, y que encima la comparten.
     Eso es un amigo, eso es tener un amigo y serlo. Creemos que un amigo es alguien con quien te entiendes, con quien tienes una relación agradable y afable, con quien charlas y con quien ríes. Sí, pero no solo es eso. Hay que tener en cuenta que un amigo es alguien que, en mayor o menor medida, se sacrifica por ti, y es alguien por quien tú te sacrificas. Pero, ¿qué es lo mejor de todo? Que sacrificarse por un amigo es algo que haces porque quieres, porque así lo deseas, y eso hace que no sea un sacrificio, sino una de esas muchas cosas que haces con y por un amigo.